Osmosis...

Me seduce la confusión, pero he dado órdenes a mis pies de que caminen,
el mundo se vuelve sendero cuando deseas andar...
lo sabes... mi sangre circula densa, oscura como una pena,
hastiada de no ser distinta a la oscuridad... y de no saber renacer,
la música triste de mis latidos retumba gratuitamente en todo mi cuerpo,
tus ojos estaban frente a mi... y el tiempo corría desbocado,
se me clavan los recuerdos en esta alma mía... de color marrón,
llamo a mis lágrimas, para que asistan a este derrumbe de la pared norte,
mi ser se vuelve escombro ante la risa insultante de los días presentes,
¿qué barrunta el viento...? ¿ porqué sopla cansado y arremolinado...?
ahí llegan, mis lágrimas asisten... y ya están asomando sin todo su ser,
no son lágrimas limpias... porque las trae mi sangre más residual,
han usado una extraña osmosis, para sustraer la densidad y la oscuridad,
como alcantarillas que se llevan la suciedad de una urbe condenada,
y mi ente corporal adora la consistencia y la comparación,
siento el mar tocando mi rostro con sus olas roncas,
no pierde su dignidad ni su belleza... haciéndose cargo de mis lágrimas,
su poder de agua salada se premia de una entereza narcotraficada,
por eso quiero que aprecies conmigo la similitud cansada...
mi sangre termina segregando sus residuos a un río invisible,
que, sin saber el porqué de su diferencia, circula ascendente...
para poder desembocar en un mar sin algas ni costas... sus lágrimas negras,
el murmullo de las venas corroe cada sentimiento innoble...
es ácido en forma de emulsión... conjuntada con palabras de amor perdidas,
la noche ha llorado conmigo alguna vez, aunque pareciera una simple lluvia,
yo la conozco por su mirada, por su forma de distraer a las estrellas,
la noche tiene su orgullo, sus similitudes... y sus afinidades
porque quizá me sentí protegido, o no, mejor acompañado.