Turbulencias...

Un trocito de tarde me exilia, me da pavor,
no deduzco nada de entre la nostalgia,
y me precipito a tu ausencia...

una ausencia que me expulsa de la paz
enviándome a sus afueras,

la calma está sitiada por imágenes
por palabras dichas,
por chasquidos de besos...

la poca estabilidad del deseo,
que es como un niño inquieto,
no siempre quiere dormirse al tiempo,

y se queda a jugar con los momentos
revuelve los arcones de la memoria
y saca luces tenues, sombras cálidas,
sonidos intercambiados, y risas unidas,

aún en la piel late un tacto tuyo,
el mejor abrazo que jamás he sentido,

aún... en los labios el sabor de ti,
y en los oídos subyace tu voz...
diciéndome lo que tu existencia es,

no me importa que huela el verano
y que a su vez, el verano huela a ti,

sólo el amor verdadero da luz suficiente
y esa oscuridad es la única que temo...

si el camino se hace difícil y tortuoso
agradezco muchísimo más esa pobre claridad,
la tuya... que se debilita pero no se extingue,
que sucumbe poco a poco, con lentitud eterna,
diciéndome siempre, que la risa es el mejor recuerdo.


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