Habito el aura roja de un gemido
causo la diversidad… y la evoco,
a mi lado transcurre un minuto
con su odisea de recursos no
humanos,
quiero el tiempo desinhibido
ese que adula a todo mi ser
cuando se vierte en como hiel,
quiero la veta amarga del pensar,
que sabe desnudar a tus segundos,
creando la música incauta…
me habita un desazón con voz de
regalo,
me cansa con su abrazo de boa rota,
y tras del sencillo estímulo de la
hojarasca…
descubro que aún puedo verter amor,
contingencias comunes, de un arte de
témperas,
con el que pinto las coníferas que
poblan mi deseo…
en una hilera que hace sendero hacia
el jardín trasero,
no me preguntes que me duele,
porque no puedo ser concreto,
a veces
ResponderEliminarla vida
no duele...
cuando eso sucede
la vida es maravillosa...
besos
Versos densos, pero puede verse una clara evocación del gemido, del desasosiego... sin embargo a pesar del dolor se descubre el amor.
ResponderEliminarUn beso fuerte, gracias por estar.
No propiamente duele la vida. Duele la incapacidad de racionalización, duele la nula renovación.
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